Cada vez es más frecuente el uso de software para traducir distintos documentos. En muchos sentidos tiene grandes ventajas sobre la traducción tradicional: es instantáneo, gratuito y está disponible a cualquier hora y en cualquier lugar. La tecnología que utilizan  ha ido perfeccionándose. Soluciones como la de Google utilizan un software llamado Statistical Machine Translation SMT que utiliza varias bases de datos traducidas por humanos, rastrea patrones y combinaciones de palabras comunes en dichas traducciones y  crea relaciones paralelas entre los idiomas. Entre más datos de traducción tengan, mejor podrán identificar patrones y traducirlos y así evitar el sólo traducir palabra por palabra.

Aunque este software se ha vuelto mucho más sofisticado sigue teniendo, al menos hasta el momento, limitaciones que debemos considerar. Entre más complejo y técnico sea el texto a traducir más difícil será tener una traducción coherente y precisa del mismo. Frases gramaticalmente sencillas no presentan mucha dificultad para este software. Sin embargo usar estas herramientas para documentos académicos, técnicos, científicos, médicos, entre otros puede ser riesgoso.  En el mejor de los casos, un gran número de personas pueden identificar que la traducción no suena natural, pero muchas veces incluyen párrafos enteros que son simplemente incomprensibles e incoherentes.

Este blog enseña un ejemplo de la traducción del chino al inglés de un folleto turístico de un hotel. Aún cuando no podemos garantizar que sea una traducción hecha por un software resulta evidente que quien haya sido no era un profesional: http://rpstranslations.wordpress.com/2013/08/12/when-a-translation-is-so-bad-that-it-is-funny/

Lo más inofensivo es que estas traducciones resulten chuscas en el otro idioma como es el caso de múltiples campañas publicitarias que fueron traducidas de forma incorrecta de un idioma a otro. Sin embargo, es necesario recordar que las herramientas de software que existen hoy en día aún no consideran las sutilezas culturales, las expresiones coloquiales, los juegos de palabras, entre otros.

Es por esto que hay que ser muy cuidadosos en su uso y, en caso de ser necesario, contratar los servicios de un profesional.