A diferencia de lo que se piensa, el proceso de traducción es complejo y toma tiempo hacerlo correctamente, cuidando la terminología y el registro (el modo en el cual se utiliza la lengua en un contexto específico) del público al que va dirigido.

Una traducción de calidad debe pasar por un proceso de edición que también toma tiempo. Los sistemas de traducción automatizados funcionan para cuestiones sencillas, pero sólo un profesional puede evitar errores que van de lo chusco a lo peligroso como es el caso de varios letreros mal traducidos del chino al inglés, por ejemplo.