La preparación que un intérprete invierte para un evento y el desgaste físico y mental que conlleva es casi igual si el evento dura una u ocho horas. La mayoría de los intérpretes trabajan de forma autónoma, así que cuando se comprometen a tomar un evento es poco probable que puedan trabajar en otro lado ese mismo día. Por eso la tarifa es por día y no por hora.